Neuroanatomía
Los innumerables
estudios llevados a cabo sobre pacientes con alteración de memoria, conducen a
pensar que, aunque la participación cerebral en el proceso de la memoria es muy
extensa, las distintas zonas no juegan el mismo papel. A grandes rasgos, puede distinguirse
entre las alteraciones de memoria que resultan de una lesión en zonas axiales
del cerebro (amnesias axiales) y las que resultan de lesiones corticales
(amnesias corticales) (Barbizet, 1969). En las amnesias axiales destaca la
importancia del sistema reticular ascendente y del circuito de Papez y sus
componentes (Papez, 1937). Las amnesias corticales muestran que las redes
neuronales corticales y subcorticales parecen ser lugar de almacenamiento de
experiencias, mientras que las formaciones axiales son imprescindibles para el
proceso de memorización, aunque no son el lugar de ubicación de las memorias
(Barbizet, 1969).
El
funcionamiento normal de la memoria depende, esencialmente, de tres grandes
áreas: los lóbulos temporales, el diencéfalo y el cerebro anterior basal
(Bauer, Grande y Valenstein, 2003). Existen numerosos estudios experimentales
en primates no humanos y otros animales que, por exceder a los objetivos de
este trabajo, no serán aquí resumidos. A continuación, se procederá a destacar
los detalles anatómicos más relevantes para el estudio de la memoria en humanos
en cada una de las áreas anatómicas referidas.
Lóbulo temporal:
La
primera evidencia de un papel especializado de los lóbulos temporales en
memoria, se traza a principios del s. XX con el informe postmortem de Bechterew
(1900) de un paciente de 60 años que había presentado grave alteración de
memoria en sus últimos años de vida. Los hallazgos neuropatológicos mostraron
anormalidades en el lóbulo temporal medial, incluyendo el uncus, el hipocampo y
el córtex temporal medial adyacente. En la segunda mitad del siglo XX, se suman
muchas más evidencias que apoyan esas primeras incursiones sobre la relevancia
de estructuras temporales mediales en la memoria. De entre ellas, quizás la más
relevante sea el sistema límbico. El término limbo significa borde, y la
denominación de sistema límbico se ha utilizado de manera imprecisa para
aludir a un grupo de estructuras que se encuentran en el hilio de los
hemisferios. Se le han otorgado distintas denominaciones, como “cerebro
visceral”, “cerebro afectivo” o “rhinencéfalo”. Esta última denominación es la
defendida por Gastaut y Lammers (1961), ya que consideran que es la que más
respeta el espíritu tradicional de los estudios.
Diencéfalo:
Las estructuras
fundamentales del diencéfalo son el tálamo y el hipotálamo. De entre las
estructuras diencefálicas, algunas destacadas por su influencia en el
funcionamiento de la memoria son: los núcleos anteriores y dorsomediales del
tálamo, los cuerpos mamilares y dos haces de fibras relacionados: el haz
mamilotalámico, que conecta el complejo hipocámpico medial con los núcleos
anteriores del tálamo, y la vía amigdalofugal, que conecta la amígdala con los
núcleos dorsomediales. La teoría del sistema dual de la
amnesia, que a continuación se describe, sugiere que una amnesia grave y
duradera requiere de la interrupción, tanto del circuito de Papez como de la
vía perirhinal-talámica dorso medial-frontal.
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ENCÉFALO |
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LÓBULO TEMPORAL |